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El motor del automóvil ofrece unas prestaciones proporcionales al par y potencia que genera.
El par es la fuerza necesaria para mover el automóvil y cuanto mayor sea mejor será la respuesta al acelerador.
La potencia se asocia a la velocidad y aceleración.
Depende del par motor, es decir si en un motor se incrementa el par también lo hace la potencia.
Automóvil con turbocompresor
Para reducir el consumo de combustible y la contaminación, algo que a todos los que usamos el automóvil nos interesa, lo ideal es disponer de más par motor y la consiguiente potencia, pero no al estilo tradicional de los coches americanos con motores inmensos y consumos proporcionales.
Una excelente solución la ofrece la sobrealimentación por turbocompresor, se utilizó en coches deportivos y con la evolución tecnológica ha entrado en los motores de “calle” como solución para reducir el consumo de combustible y la contaminación, mejorando además las prestaciones.
Para entender de forma sencilla las conclusiones finales de este artículo sobre el turbocompresor voy a hacer un símil que utilizo en mis cursos para explicar el turbocompresor;
“Supongamos que somos los entrenadores del un atleta de primera línea y queremos que logre el mejor resultado.
Para lograrlo trabajaremos en diversos aspectos.
La alimentación será equilibrada y dirigida a lograr aportaciones muy energéticas.
Además le suministraremos los complementos necesarios que mejoren su rendimiento, siempre siguiendo los protocolos establecidos, sería algo así como utilizar drogas legales para que nuestro atleta esté en las condiciones físicas y psíquicas óptimas.
Se podría traducir como una sobrealimentación controlada.
Ahora hay que ver los resultados prácticos de esta sobrealimentación en las pruebas deportivas.
Antes de iniciar los entrenamientos nuestro atleta hará unos ejercicios de pre calentamiento progresivo para preparar los músculos antes de exigirles el máximo esfuerzo.
Cuando ya está el cuerpo en condiciones óptimas empezaremos a tratar de batir las marcas.
Una vez concluido el entrenamiento no se para de golpe nuestro atleta, ha de hacer unos ejercicios también progresivos para pasar del máximo esfuerzo al reposo de forma gradual.
Si se respetan estas normas nuestro atleta dará todo que pueda, gane o no la competición, pero no habrá riesgos físicos.”
Volviendo a nuestro tema, el turbocompresor es una droga legal para el motor, que permite obtener unos valores de par (fuerza) muy superiores, y la consiguiente potencia, pero como el atleta requiere unas atenciones para que su fiabilidad sea la prevista por el fabricante del automóvil.
Estas atenciones son similares en concepto a la comentadas para el atleta y son estas:
- Esperar entre 30 segundos y un minuto tras arrancar el motor en frío antes de emprender la marcha, para que el aceite llegue al turbocompresor
- Conducir suave hasta alcanzar la temperatura óptima de funcionamiento del motor
- Tras un recorrido urbano o extraurbano a baja o media velocidad dejar el motor a ralentí unos 30 segundos antes de pararle, para que el turbocompresor se estabilice a su mínimo régimen de giro antes de parar
- Si el recorrido ha sido extraurbano a media o alta velocidad y más con calor ambiental, la espera antes de parar el motor ha de ser de entre uno y dos minutos
- Otro método es circular a unas 2.000 RPM antes de la parada durante unos dos o tres kilómetros y después esperar a ralentí 30 segundos antes de detener el motor
- El objetivo de estas dos actuaciones es para que el aceite muy caliente en el interior del turbocompresor baje de temperatura y evitar riesgos de carbonización
- Utilizar el aceite con las características indicadas por el fabricante del automóvil
Los camiones y autocares hace muchos años que cuentan con turbocompresor, sus conductores respetan en extremo las particularidades de utilización comentadas para lograr la mayor duración mecánica de los motores de sus vehículos y especialmente del turbocompresor.